El poeta y economista tiene en su haber, entre otras, una obra trascendental para Bogotá y todos los colombianos: Es el fundador de la Filbo.
POR: Gustavo H. Cote Peña
El jueves pasado la Academia Colombiana de la Lengua recibió en su seno al poeta Jorge Valencia Jaramillo. La solemne ceremonia fue realizada en el Paraninfo de su sede, bajo testigos de la literatura española y de la América de origen hispano, plasmados de manera espectacular en el imponente mural del maestro Acuña y fue dirigida por el presidente de la Academia, Eduardo Durán Gómez.
En el elegante auditorio hicieron presencia ilustres personajes como el presidente la Corte Constitucional, el Procurador General de la Nación, magistrados de las altas Cortes, altos funcionarios del Estado, exministros, exparlamentarios, amigos y familiares del homenajeado.
El evento fue un espacio especial para el deleite del espíritu. La prosa del maestro Valencia en su disertación cuyo nombre titula esta columna, constituye una gran pieza literaria. A partir de las experiencias con sus padres, fue repasando su vida alrededor de la impresión producida por libros de diferentes autores y el efecto de sentimientos profundos que la belleza de esas obras le generaron o estimularon a cuestionarse y estudiar sobre diferentes tópicos.
El relato llevó a los asistentes en una forma sencilla y grata a trasegar por un mundo de bellas referencias, entre otros, a Bécquer, Homero, Dante Alighiere, Machado, Borges, Kafka, en las cuales comentaba particularidades de sus vidas, incluidas las frustraciones vividas por algunos de ellos alrededor de sus intensos amores.
Al tiempo cuestionaba horribles experiencias de la historia de la humanidad producto del fanatismo, como la muerte en la hoguera de Giordiano Bruno por afirmar que la tierra giraba alrededor del sol, castigado en esta horrorosa forma por la locura de la Inquisición impuesta para la época por el Catolicismo, y el texto de la excomunión del filósofo Baruch Espinoza, proferido por la comunidad judía de Amsterdam utilizando expresiones como “excomulgamos, expulsamos, execramos y maldecimos” todo por expresar un pensamiento diferente.
Igualmente, compartió la aproximación, producto de sus lecturas, al estudio de temas propios de la filosofía, incluida la existencia de Dios desde las diferentes ópticas religiosas, la física tradicional, la física cuántica y la química, para rematar con un muy sentido e impactante poema sobre la visión de su propia partida hacia la vida eterna.
El poeta y economista tiene en su haber, entre otras, una obra trascendental para Bogotá y todos los colombianos: Es el fundador de la FILBO, que para este año llega a su edición 37. Este gran acontecimiento, convoca 500 expositores nacionales e internacionales, realiza 2.300 eventos culturales, tiene 500 invitados, participan 24 países y celebra el ‘Salón Inernacional de Negocios’. El año pasado recibió 600.000 visitantes e implicó expectativas de negocios por US$6,1 millones. Felicitaciones al literato y gracias por existir.
Gustavo Humberto Cote Peña
Exdirector General de la Dian.
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